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¿Qué es hacerse a uno mismo?

Siempre me ha parecido curiosa esta expresión.  A qué nos referimos cuando decimos que una persona “se ha hecho a sí misma” ¿te lo has preguntado? Esa sería una pregunta típica de mi hijo el pequeño, de esas que si me pilla desprevenida a ver por dónde salgo.

Cómo es eso de que una persona se puede hacer a sí misma.

Todo este run run viene porque el otro día puse la antena en una conversación.

Era una cena de trabajo o algo así, y uno de ellos contaba que les habían traído un coach a darles una charla a la empresa, un crack el tío, una persona extraordinaria, un hombre “hecho a sí mismo” dijo.

¿Qué es hacerse a sí mismo? Y… muy importante, qué pasa con el resto que no se hacen a sí mismos, qué clase de persona son unos y otros, cómo se comportan, qué piensan, y lo que más me intriga, cuál es su composición, lo que pone en la etiqueta. ¿50% algodón y polyester?

Será más bien una composición a base de competencias profesionales, experiencias, aprendizaje y crecimiento personal…pero desconozco en qué porcentaje. Qué súper poderes tienen, qué aura mística desprenden que tanta admiración causan y resultan tan inspiradores. Por qué son diferentes a los demás, o los creemos diferentes.

 

Personas hechas a sí mismas.

 

Una persona, ¿nace o se hace?

Se me viene a la cabeza el anuncio aquel que decía “las cucarachas nacen, crecen, se reproducen, mueren y desaparecen”.

No me creo que haya personas que personas que discurran por ese ciclo vital y ya está. Sin pena ni gloria, sin sentido, sin contribución, sin más. Aunque sea un minúsculo círculo de relación en el que, de alguna manera, por contribución o simple pertenencia, tenemos un espacio, algo de significado. A mí eso, se me antoja triste y una gran pérdida del potencial del ser humano.

Hay casos en que las personas nacen y se dejan llevar. Se dejan arrastrar por las circunstancias, por la inercia, por la rueda…por la vida. Son las personas como yo digo, bajo el efecto “A mí que me registren” (que yo no fui)

Agentes pasivos de sus propias vidas. Porque no tienen fuerzas para tomar las riendas, porque ni si quiera se han planteado que lo puedan hacer, o no saben cómo hacerlo.

Creo que esas personas nacen, pero no se hacen.

También hay personas, que nacen y en este caso dejan que sean otros los que tomen la responsabilidad de dirigir sus vidas e influir acerca de lo que les pase, que han delegado en otros su propia existencia, y viven con resentimiento y victimismo, porque para colmo no les gusta el resultado.

Son los que culpan a todo el mundo de lo que les pasa sin darse cuenta ellos son el jugador titular del partido de la vida.

Ojo esto no es una crítica. Es complicado salirse de la rueda, es complicado hasta darse cuenta de que se está en una rueda.

En los procesos de coaching te encuentras con muchas personas que viven dejándose hacer. Nos dejamos hacer cuando pensamos que las cosas son así y así tienen que ser y así van a ser siempre. Nos da miedo tomar decisiones, porque nos da más miedo aún tomar la decisión equivocada. Y a veces tomar decisiones además de dar miedo, duele.

Requiere menos esfuerzo decir que sí a todo que decir que no, porque si dices que no entonces tienes que buscar tú las alternativas. Poner algo de tu parte. Y eso es muy cansao. Cambiar es cansao, y además lleva tiempo.

Estas personas son las que nacen y se dejan hacer.

Luego hay algunas personas a diferencia de las cucarachas del anuncio, en algún momento de ese ciclo vital, toman conciencia de sí mismas (por necesidad, iniciativa propia o por un golpe en la cabeza). Toman posesión de su lugar en el mundo y de algo parecido a una dirección o un sentido de vida. En algún momento de ese ciclo vital descubren su capacidad de decidir y más importante su libertad para elegir. Aprovechan el espacio de libre elección que hay entre las cosas que nos pasan y la forma en la que reaccionamos.

Espacio libre para elegir quién quieren ser, elegir qué quieren o no quieren hacer, decidir qué pensar o qué sentir. Decidir ser agentes activos y tomar las riendas de su vida. Adquieren un nivel de consciencia sobre sí misas y sobre lo que las rodea.

Creo que esas son las personas que nacen y se hacen.

Cómo se hace uno a sí mismo ¿habrá algún tutorial? El do it yourself del crecimiento personal

Está claro que nuestro pasado es realmente influyente pero no determinante, por lo que independientemente de las circunstancias de partida, haciendo uso del espacio de libre elección, podemos cambiar las circunstancias de llegada.

 

imagen que dice que la resiliencia es el tirar para adelante de toda la vida.

La resiliencia siempre ha estado en nuestras vidas.

 

Aquí hacen su aparición conceptos clave como la capacidad de levantarse cada vez tropezamos o la vida nos pone la zancadilla, la famosa resiliencia. También la capacidad de aprender de las experiencias y las vivencias. Por tanto, para ser una persona etiquetada como “hecha a sí misma”, no sólo es necesario haber dado un golpe en la mesa y dicho aquello de: ¡a Dios pongo por testigo…! Sino que es necesario extraer un aprendizaje e incorporarlo a nuestra forma de vivir.

No va en el ADN o sí, un poco. La proactividad que les impulsa a dar un paso al frente, el cómo esas personas se enfrentan a las adversidades de la vida, el aprendizaje que sacan y cómo lo aplican.

 

En los famosos 7 hábitos de Stephen Covey, se habla de los 4 privilegios del ser humano: La imaginación, la conciencia moral, la voluntad y la autoconciencia. Las personas que hacen uso de estos privilegios se ajustan a la imagen que podemos tener de una persona hecha a sí misma, y que tienen esas actitudes que despiertan interés.

Vivir de forma congruente con tus valores y más importante aún, saber cuáles son esos valores.  Elegir y decidir a cada momento quién quieres ser. Ser capaz de aprender de cada uno de los pasos que das. Ser valiente para tomar decisiones y marcarte tus propios objetivos. No depender de la opinión de los demás, porque sinceramente te da igual.

¿Hay que sufrir para hacerse a sí mismo?

 

“El hombre no puede rehacerse a sí mismo sin sufrir, pues es a la vez el mármol y el escultor” Alexis Carrell.

 

Parece que tiene que pasarnos siempre algo malo para cambiar, aprender o espabilar. Toda buena historia de desarrollo y superación personal casi siempre empieza con una desgracia. ¿realmente es necesario?

Pero el sufrimiento no sólo puede venir de situaciones de impacto que desordenan nuestra realidad. Hay sufrimiento y mucho cuando nos miramos al espejo y no vemos lo que nos gustaría, cuando no somos congruentes con nuestra esencia y los valores que nos definen como personas. Y hay sufrimiento, cuando nos asomamos al abismo de nuestro interior para encontrar partes de nosotros que no nos gustan.

Así que sí. Para hacerse así mismo, creo que hay que pasar, aunque sean ligeras molestias provocadas por nosotros mismos y por el esfuerzo del proceso de cambio y aprendizaje.

Tenemos muy interiorizado eso de que de los errores se aprende, de que la letra con sangre entra, y demás. Puede que detrás de una situación difícil haya un aprecio mayor del valor del proceso de cambio en sí, pero eso no quiere decir que las personas que no han tenido malas experiencias no sean conscientes, y no tengan unas habilidades emocionales extraordinarias ya de serie. Es más, puede que su forma de abordar la vida les haya hecho saltar charcos en los que otros nos hemos metido hasta la rodilla. Se han hecho a sí mismos, lo decidieron mucho antes que los demás, en silencio, sin necesidad de contarlo. Lo han hecho siempre y no lo ven como algo extraordinario.

¿Crecimiento, evolución?

Si te das cuenta, muchas de las cualidades y comportamientos que observamos en estas personas, son competencias personales y profesionales que podemos incorporar con aprendizaje, autoconocimiento y mucha paciencia y práctica.

Esa es la composición de la etiqueta que llevan en la piel: autoliderazgo, proactividad, gestión emocional y autoconocimiento, mucho autoconocimiento.

Cuando pienso en ello, de alguna manera me imagino que las personas que se hacen a sí mismas recogen el barro que hay a sus pies, restos de lo que les ha pasado, de lo que han aprendido, y empiezan a cubrirse la piel y añadirse partes del cuerpo que tal vez se les habían caído. A moldearse, a mejorarse y a cubrir huecos y espacios vacíos. Y como se añaden cada vez más capas y capas de barro crecen, se hacen más grandes y se transforman, evolucionan.

Así me imagino yo a las personas hechas a sí mismas.

Hay una última apreciación que me gustaría compartir.

 

Si tenemos una expresión para asignar a esta clase de personas, ¿quiere esto decir que son algo así como la excepción?

Normalmente cuando algo es diferente, necesita ser etiquetado y catalogado a parte del resto, no es la mayoría así que resulta llamativo, valioso e interesante. Lo observamos e imitamos esperando tener el mismo resultado que ellos han tenido.

Creo que al final, hubiera sido más fácil responder a la pregunta de mi hijo que todo este bucle de reflexiones que me provocan más y más preguntas.