Se ha perdido individualidad, avisos aquí.
Hace meses que falta del interior de su dueña una individualidad creativa, irónica y rebelde. La última vez que se la vio fue redactando contenidos para página web. Se la echa de menos. Si por favor la encuentra, no dude en ponerse en contacto conmigo. Es muy importante que la recupere. Se ofrece recompensa.
Sí, mi individualidad. Mi toque personal, mi ironía, mi inspiración, mi falta de tacto algunas veces, y mi enfoque soñador. Porque con toda su desfachatez, mi individualidad se llevó la barita mágica que muy de vez en cuando dejaba que me engañara a mí misma confiando en la buena voluntad del universo. Y ahora soy tan realista que me canso de pensar que todo dependa de mí.
En mi camino de emprendedora, de iniciar un nuevo proyecto, de caerme y levantarme, de querer ser tan profesional en lo que todavía estoy empezando, me he convertido en una más del montón. Y la verdad es que no lo soporto.
Buscando mi “marca personal”, mi branding y mi propuesta de valor, me he perdido. Por el apremio de escribir, de aparecer, de estar en todo, sea virtual o físico, me he dado cuenta que ya no aporto nada nuevo. Que mi proyecto se ha convertido en un retweet de lo que se supone que tengo que decir, hacer y publicar. He caído en la red de las redes. Entre tanto posicionamiento SEO, tanta StartUp, y el subir y bajar de mi “elevator pich”, me he dado cuenta que soy un producto de los tiempos en los que estamos, de este preciso momento en que la palabra “emprendedor” es parte de mi identidad, aunque de tanto oírla y repetirla pierda significado, sentido y contexto. Igual que lo fue desempleada, y que antes lo fue la definición del puesto que desempeñaba y al que tanto le sacaba brillo como una idiota.
Y YO SOY MAS. ¡Ay ese verbo ser que tantos problemas nos da!
hace unos meses una amiga me dijo hablando de un artículo que estamos pariendo juntas, porque esto dura más que un embarazo, que no me veía en el texto, que le faltaba mi toque, mi yo. Y es que se nos mete en la cabeza que para gustar, para que te consideren una profesional de lo tuyo, seria y capaz, tienes que ser menos tú y más como otros. Otros tantos que han caído antes que tú en la trampa de la globalización profesional. Sí eso es, me he globalizado.
Y el caso es que globalizarse significa caer en el montón. Y yo no quiero ser del montón.
No quiero ser políticamente correcta esperando que eso me traiga más clientes. No quiero abarcarlo todo ni hablar de lo que no sé, sólo por tener que hablar de lo que están hablando mis contactos de Linkedin. No quiero seguir una estrategia, ni quiero que el camino me dome. No quiero “masculinizar” mi despacho por miedo a parecer muy emocional y no llegar a eses segmento de cliente.
Y ya sé, como buena Coach, que no hay que decir lo que no quieres sino lo que quieres, pero en ocasiones hasta de los malos hábitos se siente añoranza, ya que la vida era más cómoda y simple con ellos.
Como decía Sabina “oiga doctor, devuélvame mi rebeldía…déjeme como estaba, por favor, oiga doctor, a ver si tengo cura, sólo quiero ser yo, y ahora parezco mi caricatura.”
Imagen de Gratisography.
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