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¿A qué estás esperando?

¿A qué estás esperando?

Con esta pregunta no pretendo que te pongas en marcha, no pretendo activarte, o sí. Lo que te pregunto es qué suceso, evento, circunstancia, o persona estás esperando que aparezca en tu vida que haga que las cosas sean diferentes.

Cuando una frase se repite una y otra vez en tu cabeza, resuena continuamente dentro de ti y aparece como una coletilla detrás de cada pensamiento, por ejemplo “cuando esto pase, cuando las cosas mejoren, cuando la empresa funcione como tiene que funcionar, cuando las cosas vayan como tienen que ir…” producen sentimientos y emociones que te mantienen en un continuo estado gris. Estas emociones cuando perduran en el tiempo se convierten en un estado de ánimo de la misma gama de grises como la tristeza, desasosiego, frustración, sensación de impotencia, negatividad, bloqueo… Una constante sensación de que el futuro será mejor que el presente que vives.

Tal vez puede que seas una de esas personas que se levantan y se acuestan con la ilusión de que algo va a pasar o alguien va a venir dentro de un tiempo a arreglar las cosas, pero no sabe ni qué, ni quién, ni cuándo, ni cómo.

Puede que alguna vez, en algún momento hayamos vivido nuestra vida pensando que la única finalidad de un día era pasar rápido para que llegara el siguiente, y al siguiente otro y así hasta que, como si se tratara de la llegada de un mesías, por fin, pasara eso que no sabemos qué es pero que tanto esperamos.

El “qué” normalmente suele ser una lotería o una primitiva. El “quién” se acerca más a la idea de hada madrina varita mágica en mano, que nos haga “clin” en la cabeza y nos convierta en el ideal de persona perfecta a gusto de cada uno. El “cuándo” más bien suele ser ya mismo, y el “cómo” no hemos pensado mucho en ello porque lo que nos importa es el resultado final, ya puesto y montado, instalados en la nueva realidad que deseamos con sólo chasquear los dedos.

Yo conozco personas que viven así su vida, que gestionan así su negocio y que desarrollan así su profesión.

Las conclusiones son evidentes y claras desde fuera, pero cuando uno está metido en esa dinámica de tirar balones fuera, de mirar al cielo esperando que llueva café como decía la canción, no fácil ver hasta qué punto hemos delegado en las excusas y en la comodidad las riendas de nuestra vida.

no esperes simplemente el futuro.Hace poco una persona me dijo al hablar de su negocio, que tenía la sensación de ir enganchado por el tobillo a un caballo desbocado que le arrastra por la tierra dando tumbos, sin poder hacer nada, como en las películas del Oeste. Podemos pedir ayuda a alguien (un coach, por ejemplo) para que nos ayude a desengancharnos y recomponernos, a frenar un poco, pero no parar, porque el caballo de la vida no se para. Tenemos que sacar fuerzas de dónde sea para recobrar el equilibrio, coger las riendas y hacer un esfuerzo enorme por volver a subirnos a la montura. Y eso lo tenemos que hacer nosotros.

Podemos aguantar siendo arrastrados como mucho protegiéndonos la cabeza, esperando que un obstáculo inesperado, un río o una montaña, haga parar al caballo. Pero corremos el riesgo que para cuando eso pase ya sea tarde. Igual que en la vida.

Así que vuelvo a preguntarte, ¿a qué estás esperando? No me digas que no lo sabes, lo sabemos en el fondo, otra cosa es reconocerlo, verbalizarlo o tan siquiera atrevernos a pensarlo.

Tal vez la respuesta sea “a ti mismo”.

[Tweet «Hoy es el mañana por el que ayer te preocupabas. Dale Carnegie»]

“Hoy es el mañana por el que ayer te preocupabas”. Dale Carnegie

Post de si te buscas, para La Nueva Ruta del Empleo

Imágenes de Morguefile.com

 

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